6 - Irrupción


Mara se puso seria, condujo a los demás a un rincón y fue al otro lado de la puerta. Con su voz más dulce preguntó:

- ¿Sí? ¿quién es?

- ¡Ministerio de Justicia, departamento de Medicina Forense! – Pudieron escuchar todos.

- Sí, bueno… Debe de haberse equivocado…

- Señorita, sabe perfectamente que la dirección no está equivocada – respondió firme y rápidamente la voz tras la puerta - ¡le insto a abrir inmediatamente!

Mara abrió sin prevenirles. Leo estaba nerviosísimo, oculto junto al niño en un rincón que sería tan susceptible de inspección como cualquier otro lugar de la casa… adonde, si lo que habían enviado era un médico forense, no creía precisamente que lo que viniesen buscando fueran joyas robadas o documentos falsos… No sabía si estaba preparado para presenciar un levantamiento de cadáver, y mucho menos dispuesto a exponer al niño a un acontecimiento tan traumático.

- ¿Y bien? ¿A qué se debe esta irrupción tan violenta en mi propiedad? 

- ¡Demasiado tiempo sin verte, preciosa!

-¡Demasiado, querido! – y en lo que se podía escuchar desde el rincón como un achuchón de viejos amigos, Mara añadió - ¿Cómo está mi pequeño destripador de cadáveres? Pasa, que te presento…

Leo y el niño estaban pálidos y rígidos, todavía en el rincón. El corazón parecía querer salírseles del pecho a ambos.
Un chico joven, vestido de una forma estrambótica y oscura, apareció en el salón con un “¡hola amigos!” y un ademán fraternal que no encajaban con su imagen.

- ¿De qué va esto? - A Leo le costaba demasiado articular las palabras para andarse con rodeos.

- Entiendo tu confusión, amigo, pero puedes estar tranquilo. Iniciativas como las de Julia…

- ¿Julia? – Dijo Christian

-¡Clara! – Dijo ella.

- ¡Oh! ¡Por supuesto!, Clara… - prosiguió el joven – Como os iba diciendo, iniciativas como la de mi querida amiga Clara precisan en ocasiones un despliegue de medios adecuado. Yo fui uno de sus niños, (adolescente, uno de los peores), y tuve el privilegio (o desgracia) de estudiar medicina en cuatro universidades distintas del mundo. Una vez se ha adquirido el conocimiento técnico suficiente, no se tarda mucho en detectar el fraude en aquello que estudias, puesto que el fraude está en todas las áreas y materias, en todas las aulas y universidades, contribuyendo a reforzar una ya poderosa red que atrapa al planeta y nos obliga a mantener un sistema antinatural basado en locuras que tomamos como verdades.
Pensé  en dejarlo todo e iniciar mi propio camino, pero consideré la posibilidad de infiltrarme en alguna institución gubernamental, (cosa que con mi currículum no podía ser complicada), y servir de ayuda, desde allí, a proyectos tan extraordinarios, complejos y excitantes como este. – Y, sacando un maletín, concluyó – Vamos a ver cómo está el pequeño Christian, y en un par de horas podréis quedaros de nuevo disfrutando en familia.
El joven se llevó al niño a otra habitación. Mara tomó a Leo por los hombros, invitándole a tomar asiento:

- Comprendo cómo te sientes. Lamento no haberme tomado contigo el tiempo que me tomo con los chicos. Mereces muchas explicaciones y quiero que te tomes la libertad de pedirlas.

- Si te soy sincero, no sé por dónde empezar…

- Esto es lo que ves, y creo que has visto suficiente como para forjarte una opinión y decidir si quieres, o no, formar parte de esto.

- Todo esto parece sacado de un sueño para mí. – Comenzó Leo – Yo soy maestro, y llevo demasiado tiempo respetando la línea que hay que dibujar entre el niño y tú cuando no es hijo tuyo. Algunas familias siguen creyendo que a los niños solamente les educan los maestros. Paradójicamente, si educas a un niño en el pensamiento crítico y éste acaba cuestionando los dogmas que aprendió en su seno familiar, entonces te estás entrometiendo en un asunto que es de índole privada y las consecuencias de ello pueden ser horribles para tí, ¡como si del comportamiento de todos los demás no dependiese también mi futuro! Yo sufrí esas consecuencias, y esas consecuencias casi me arrojan a las vías.
Los padres quieren pequeñas copias de sí mismos en las que proyectar sus propias frustraciones. La autoridad se presupone, el respeto se desvirtúa, el error se castiga. La solución no es esperar a tener a tus propios hijos, para desquitarte imponiéndoles todo aquello que no puedes imponer a los hijos de los demás. ¡Maldita sea! ¡Eso no funciona así!

Una lágrima empezaba a correr por la mejilla de Leo. Mara le abrazó fuerte y él rompió a llorar.
Unos minutos más tarde… él prosiguió: 

-Claro que… no me había planteado nunca hacer algo así… por todo esto del libre albedrío y demás… - Su tono sarcástico les hizo empezar a reír.

- Me encuentro en un proceso de aprendizaje continuo, siempre tratando de ser un poco más justa, un poco más coherente, un poco más ética. Con todo en contra, es lo mejor a lo que he podido llegar por ahora. Pero creo en esto con todas mis fuerzas y pongo mucha energía en que dé frutos. Al parecer no va a ser necesario que te explique el problema, y si te unes no seré yo, sino ambos, quienes aportemos soluciones.

Y me uní a ello. No sé si he hecho bien en dar el sí a una persona que ni siquiera muestra su verdadera identidad. Ni siquiera sé qué voy a tener que dar de mí mismo, pero ya estuve dispuesto una vez a perderlo todo. Voy a permitirme estar vivo esta vez para saber qué resulta de esto.

2 comments:

  1. Yeeeah, que ganas de ver una lección debida desde el principio!

    ReplyDelete
  2. O_________O *-*
    me flipa aunque voy perdidisima!

    ReplyDelete